El pulpo: inteligencia y camuflaje en el fondo del mar

 


El genio de ocho brazos que desafía nuestra idea de lo que es posible bajo el agua

En las profundidades del océano, donde la luz apenas llega y el silencio lo envuelve todo, habita una criatura que parece sacada de otro mundo: el pulpo. Con sus ocho brazos flexibles, su cuerpo blando, y una inteligencia que sorprende incluso a los científicos más escépticos, el pulpo es mucho más que un molusco marino. Es un maestro del disfraz, un escapista nato y uno de los animales más inteligentes del reino animal.

Anatomía alienígena

A simple vista, el pulpo parece una bolsa con tentáculos. Pero bajo su apariencia gelatinosa se esconde un cuerpo altamente especializado. Pertenece al grupo de los cefalópodos (cephalopoda), que en griego significa “cabeza con pies”. No tiene esqueleto, ni interno ni externo, lo que le permite colarse por rendijas minúsculas y cambiar completamente de forma.

Lo más curioso es su sistema nervioso: ¡tiene tres corazones y nueve cerebros! Uno principal y uno pequeño en cada brazo, lo que les permite actuar con cierta autonomía. De hecho, se han observado comportamientos en los que los brazos exploran de forma independiente mientras el pulpo hace otra cosa.

Inteligencia sin precedentes

Durante mucho tiempo se pensó que la inteligencia era exclusiva de mamíferos como delfines, simios y humanos. Pero los pulpos rompieron esa idea. En laboratorios de todo el mundo, se ha visto a estos animales:

  • Resolver laberintos

  • Abrir frascos de rosca

  • Utilizar herramientas (como cocos para protegerse)

  • Recordar soluciones a problemas complejos

Uno de los estudios más famosos fue el del pulpo “Inky”, que escapó de su tanque en el Acuario Nacional de Nueva Zelanda en 2016, se deslizó por el suelo, cruzó una rejilla y se lanzó por una tubería hacia el mar. Todo indica que planificó su ruta con precisión. ¡Un Houdini marino!

Camuflaje instantáneo

Además de su mente privilegiada, el pulpo es un maestro del disfraz. En su piel posee cromatóforos, células que contienen pigmentos, y que puede contraer o expandir para cambiar de color en fracciones de segundo. También tiene papilas musculares que le permiten cambiar la textura de su piel para imitar rocas, corales o arena.

Esto no solo le sirve para esconderse de depredadores como tiburones o morenas, sino también para cazar. Puede camuflarse como parte del paisaje hasta que una presa desprevenida pasa cerca... y entonces ¡zas! Atrapa a su víctima con sus poderosos brazos.

Un ciclo de vida corto, pero intenso

A pesar de su inteligencia, los pulpos tienen una vida corta. La mayoría vive entre 1 y 2 años, aunque algunas especies como el pulpo gigante del Pacífico pueden vivir hasta 4 o 5 años. Tras aparearse, tanto el macho como la hembra mueren poco después. La hembra cuida los huevos con devoción, sin alimentarse, hasta que nacen. Luego, su cuerpo colapsa por el desgaste.

Estudios y descubrimientos recientes

En los últimos años, el pulpo ha sido objeto de numerosas investigaciones. Un estudio del Marine Biological Laboratory en Woods Hole descubrió que los genes de los pulpos están repletos de elementos reguladores similares a los de los vertebrados, lo que podría explicar su asombrosa capacidad cognitiva.

Otro estudio publicado en la revista Current Biology en 2021 reveló que los pulpos tienen sueños activos (sí, como los humanos), lo cual abre nuevas preguntas sobre conciencia y procesamiento cerebral en estos invertebrados.

Y para los amantes de la genética: un artículo en Nature reveló que los pulpos tienen más de 33.000 genes codificadores de proteínas, más que los humanos. Muchos de ellos están relacionados con funciones neuronales y de camuflaje.

El pulpo en la cultura

El pulpo ha fascinado a la humanidad desde hace siglos. En la mitología escandinava aparece como el Kraken, un monstruo marino gigante. En la cultura pop, lo vemos como criaturas alienígenas o incluso mascotas adorables. Su figura, entre lo fantástico y lo real, nos recuerda que aún hay muchos misterios por descubrir en los océanos.

El enigma de ocho brazos

El pulpo no solo es un prodigio biológico, es también un desafío para la ciencia. Nos obliga a replantear nuestras ideas sobre la inteligencia, la conciencia y la evolución. En sus ojos —profundos, complejos, casi humanos— parece haber una chispa de algo más. Y eso, quizás, es lo más asombroso de todo.


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